22/6/08

Recuerdos del pasado

Érase una vez una niña que ya tenía 18 años, y que salió de su estupendo mundo de cristal en el que había permanecido desde su nacimiento (llámese mundo de cristal a su colegio femenino). Siempre había sido una chica sociable y había tenido muchos amigos, y realizó a finales de Junio una prueba bastante dura que le permitiría la salida de su burbuja de cristal y el paso a un nuevo mundo llamado Universidad.
La niña, que desde pequeña era bastante tozuda, decidió estudiar Medicina, a pesar de que durante toda su (corta) vida había estado escuchando que era una carrera dura que después no reportaba unos beneficios económicos adecuados a su duración y exigencia. Su abuelo había sido médico y ella quería comprobar cómo era eso de hacer que las personas pasaran de estar tristes a estar felices.Así que ella misma rompió su cristal, y se embarcó en lo que sería la aventura de su vida. Pero, nada más zarpar, se encontró con el primer arrecife. Y no venía de ella, sino de sus compañeros. Porque los primeros días de navegación indagó acerca de las inquietudes de sus acompañantes en el viaje, y la mayoría mostraban más bien poco interés por la carrera que estudiaban.
La niña empezó a preguntarse cuánto había de verdad en eso que llamaban "vocación médica", y empezó a defender que una fuerte pasión por lo que se estudiaba era mucho más eficaz que dos horas memorizando datos.Pero el tiempo le hizo recapacitar, cuando observó que ella tenía que sortear muchos icebergs y que lidiar contra muchas tormentas, mientras que sus compañeros, los que parecía que habían empezado el viaje por aburrimiento, encontraban la mar tranquila y sosegada.Entonces, se planteó si su vocación era realmente necesaria o si podía dejarla a un lado y volcarse en una serie de aburridas horas de estudio, sin esperar nada más que terminar su viaje en 6 años y obtener su título.

Y aún se lo está planteando.




Este texto lo escribí a mediados del año pasado, y hoy lo leo y aun le encuentro sentido. Es verdad que muchas cosas han cambiado desde entonces, pero aún hoy, con la experiencia, me sigo sintiendo igual.
No espero que me comprendáis. A veces, un sentimiento puede llegar a ser muy personal para compartirlo. Sólo espero que no perdáis la ilusión por estudiar algo tan bonito. Que mañana sea igual que ayer, y que el año pasado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Nuestra vocación se la de dar respuesta a la incesante pregunta del sufrimiento ajeno.

Nunca lo dudes, antes la vocación, después las MH.

Frank Lhermitte dijo...

La medicina es una droga de abuso para quienes la practican. Dentro de cuatro años te encontrarás con las mismas dudas de hoy, pero tu conocimiento acerca del ser humano habrá llegado a tales límites que ese hecho se convertirá en una parte de ti.

Menelwen dijo...

Espero que os guste el nuevo contador de visitas xD

Anónimo dijo...

Espero con algo de temor la bofetada que tantos anuncian que me despertara del sueño que estoy viviendo estudiando Medicina... No creo en la vocacion, por lo menos tal como algunos la entienden... pero entiendo y comparto ese sentimiento que te llevo a estudiar esto... es un sentimiento dificil de expresar y aun mas de compartir... hazme caso, guardate ese sentimiento para ti y lucha para que nunca se apague.