9/2/09

Sobre los órdenes sociales (III)

¿Ha entrado NervioVago en parálisis? ¡NO! (que entonces estaríamos ya criando malvas...), simplemente se está tomando un descanso por los exámenes, pero aquí está una servidora para revitalizarlo (al menos temporalmente).

Hoy, otro capítulo dedicado a los órdenes sociales, esta vez a los profesores, origen de penas y alegrías, blanco de amenazas, amigos de algunos y enemigos de muchos más (hasta donde alcance vuestra vista), pero humanos al fin y al cabo, y con ello quiero decir: mortales.

Pero no quería enfocar esto desde el punto de vista de la inmortalidad/divinidad de ciertos personajillos facultativos que creen que la Cátedra es el Paraíso terrenal. Más bien quería mirar más a nuestro lado, precisamente al extremo opuesto: a los profesores humildes.

¡¿Cómo?! ¡¿Un profesor humilde?! Sí señor, los hay (aunque pocos) y cada vez que me cruzo con uno, creo necesario hacerle especial mención. Porque son una especie en extinción. Como todos sabéis, la mayoría de profesores están "subidos en su pedestal", para ellos somos sólo otra generación más que pasa por sus manos y que seremos en el futuro medicuchos mediocres que no les harán ganar dinero. Pero para nosotros, ellos son algo más, y en este caso, ese "algo más" se ha convertido para mí en "un recuerdo agradable más" en mi vida, que me urge compartir con vosotros.

Este curso me he topado con dos profesores (principalmente) que merecen realmente la pena. Uno de ellos es el Dr. León de Lope, que me impartió varias clases de patología respiratoria, y que me parece un hombre que, amén de explicarse de forma transparente, es una buena persona, a la que le gusta realmente su trabajo (tanto el médico como el docente) y con el que se puede contar para hacer unas buenas prácticas.
El otro es el Dr. Jiménez (que me ha impartido clase hoy mismo), cirujano y curiosamente persona, y que ha hecho de una clase tan aburrida y vista como es la inflamación algo divertido y ameno (con reinicio del proyector de forma espontánea incluido).
El hecho de ver que dos excelentes (así me constan) profesionales, médico y cirujano, pueden ponerse, por así decirlo, "a nuestra altura", hace que de verdad siga teniendo ilusión en esto que estudio. Son el tipo de personas que te hacen ver la profesión médica como algo realmente empático, perspectiva que muchas veces perdemos en el afán de convertirnos en los mejores sólo para presumir (y no por el bien del paciente), y que debería ser la meta de nuestros 6 años de sufrimiento.

Escribo esto porque hoy, tras la clase de Quirúrgica, me he parado a pensar qué es ser un buen médico, y he encontrado la respuesta en las personas llanas que son capaces de ponerse a la altura de la cabecera del paciente, y no sobrevolándolo como si fueran pájaros al acecho de, simplemente, diagnosticar su enfermedad, ponerle un tratamiento y mandarlos a casa.


¿Qué pensáis?

9 comentarios:

Fer dijo...

Que es verdad :)

Faltan dos cosas...

1: El profesor Cruz! Vaaamos :)
2: NO---! xDDD

Frank Lhermitte dijo...

Mmmmm, el doctor Jiménez no es tan bueno cuando toca poner nota. Te aviso con tiempo.

Y respecto a "ser un buen médico", esa definición depende demasiado de quién la diga. Para un estudiante es probable que utilizar un vocabulario cercano y realizar presentaciones amenas es como contemplar la luz del faro en una noche de tormenta en alta mar.

Sin embargo, conozco pacientes que sólo consideran que un médico es bueno si hacen lo que ellos quieren, como si fuera un político en campaña electoral (véase utilizar la "famosa" vacuna Gardasil, con escaso seguimiento sanitario y superada por otra que saldrá en un futuro y que ha sido demandada por miles de madres a lo largo y ancho de la piel de toro para sus niñas ,con tasas casi imposibles de adquirir dicho virus).

Tras tantos años en la Facultad, me da por pensar si eso de hallar un profesor humilde no tendrá que ver con sentimientos de los propios estudiantes (más egocéntricos y orgullosos de lo que algunos admitirían), ansiosos por encontrar a profesores de "status inferior". Como esa vez que un amigo se hinchó de orgullo cuando vio a un cirujano que no sabía que PCR en una analítica hacía referencia a los "reactantes de fase aguda".

Muy buen tema para un debate, btw

Menelwen dijo...

A ver, no pretendía decir que ser un buen médico fuera exclusivamente eso, pero como bien dices, son una luz en alta mar. Al menos, ese es mi punto de vista; si luego son o no buenos médicos en la praxis, no entro en ello.
Y en cuanto al Dr. Jiménez, me han dicho todo lo contrario, pero supongo que será según la experiencia de cada uno :).

Frank Lhermitte dijo...

Jeje, Vicky, tp me hagas mucho caso. La legal... Es lo que tiene ;-)

Isa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Isa dijo...

No creo que se trate (no siempre)de una cuestión de ego. Simplemente hay quienes saben transmitir entusiasmo por lo que hacen de una forma sencilla y natural, sin más parsimonia. Y se agradece, por lo menos desde mi óptica de primeriza en la que todo parece demasiado grande para abarcarlo, que alguien se ponga a menos de 5 metros de tu altura y te dé a entender que en algún momento de su vida también estuvo igual tú

Menelwen dijo...

Isa... eres tú? xD

Isa dijo...

BU! xD

Josan dijo...

Yo creo que el buen médico es ese viir bonus et medicus peritus del que nos hablaron en bioética. Ser buen médico es serlo técnica y humanamente, tener aptitudes de médico y actitudes.

Independientemente de lo que el paciente diga, si el médico tiene conocimientos y los sabe aplicar, y además es bueno (en el sentido de bondad humana), estamos ante un gran médico.